Cuando una empresa va al banco a pedir un préstamo resulta vital explicar a la entidad financiera a qué se va a destinar ese dinero. Esta necesidad de información responde a que existen inversiones que generalmente harán crecer los potenciales beneficios de la empresa y asegurar la devolución del dinero mientras que otros se encuentran más destinados a afrontar situaciones de necesidad.
No es lo mismo emplear esos fondos para hacer crecer los potenciales beneficios de la empresa por medio de la inversión que destinar el dinero para hacer frente a pagos de empleados, proveedores, etc.
En este sentido se puede hacer una diferenciación entre el destino de la financiación según vaya para inversión o circulante.
Circulante
Por circulante entendemos todas aquellas partidas que están vinculadas al ciclo de explotación o producción de la empresa. La mayoría de pymes acude a los bancos en busca de préstamos para circulante porque se han quedado sin liquidez por falta de previsión, retraso en los cobros, etc. Existen diferentes productos financieros para estos casos (póliza de crédito, Anticipo de factura, Factoring) dependiendo de la necesidad y situación concreta de la empresa.
Inversión
En cuanto a financiación para inversión resulta más atractiva a la hora de conceder ya que está destinada al crecimiento o mejora de la empresa lo que denota unas previsiones optimistas, si se ha realizado un buen estudio de viabilidad. La actividad a la que se dedique la empresa como sus años de funcionamiento juegan también un papel determinante. No es lo mismo prestar dinero a una empresa tecnológica con un recorrido de 10 años de actividad que una start-up enmarcada en un sector estancado. Si además de inversión se busca la innovación existen organismos públicos que pueden echar una mano a la hora de facilitar el acceso al crédito.